Una de las obras más conocidas de Oliverio Girondo (poeta argentino) es “Espantapájaros (Al alcance de todos)”, del año 1932. Aquí aparecen la mayoría de los textos de la maravillosa película “El lado oscuro del corazón”, por ejemplo. Escogí este texto, el número 21, por su ironía descarnada. No creo que haya mucho que explicar, en realidad, sino más bien leerlo y dedicárselo, imaginariamente, a nuestro peor enemigo. Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas. Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato. Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de la basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero. Que cuando quieras decir “Mi amor” digas “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las saliveras. Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa. Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura. Que fome no tener enemigos. Si no gustosa les dedicaría este texto. Para mí Jorge Teillier escribía en forma muy melancólica. De verdad en sus poemas uno puede leer su alma atribulada; algunos ya sabemos como terminó sus días. No puedo decir que sea fácil de leer o difícil, ya que para mí ha sido un compañero por mucho tiempo. Como cuando nos preguntan por un amigo conocido hace mucho y no podemos definirlo porque lo queremos entrañablemente. De hecho estoy en una encrucijada con dos de sus poemas: “Cuando todos se vayan” (Muertes y maravillas); o “Un hombre solo en una casa sola” (El molino y la higuera). Son textos de diferentes épocas de su vida. Sin embargo, ambos hablan de la tristeza, del abandono. Cuando todos se vayan Cuando todos se vayan a otros planetas yo quedaré en la cuidad abandonada bebiendo un último vaso de cerveza, y luego volveré al pueblo donde siempre regreso como el borracho a la taberna y el niño a cabalgar en el balancín roto. Y en el pueblo no tendré nada que hacer, sino echarme luciérnagas a los bolsillos o caminar a orillas de rieles oxidados o sentarme en el roído mostrador de un almacén para hablar con antiguos compañeros de escuela. Como una araña que recorre los mismos hilos de su red caminaré sin prisa por las calles invadidas de malezas mirando los palomares que se vienen abajo, hasta llegar a mi casa donde me encerraré a escuchar discos de un cantante de 1930 sin cuidarme jamás de mirar los caminos infinitos trazados por los cohetes en el espacio. ¿Dónde leo yo la tristeza? En los versos “y luego volveré al pueblo donde siempre regreso / como el borracho a la taberna / y el niño a cabalgar / en el balancín roto”. ¿Por qué regresa cuando todos se fueron, y usa estas imágenes del borracho y del niño que juega con juguetes rotos? Y eso de caminar sin prisa por las calles llenas de malezas... abandono, sólo eso yo leo, abandono. |
Yao nos vemos
5 comentarios:
Buen poema el primero, por ahora no tengo a quien dedicarselo, he andado muy buena onda por estos dias.
Nosvemos y tate bien,
ya eso noma
Intensas palabras...parece que tú eres así no?
Un abrazo.
Pero qué culta se nos ha puesto la Furiosa!!!
Me gusta. Sí. Me gusta. Aunque extraño saber de tí. cómo estás. Que nos cuentes tus días de furia... Please, ponnos al día con tus cosas!!!
a una legua de la moneda:
garrapatas, chinches
y jardines con pasto al revés.
gente amable y cariñosa
viste cualquier cosa se hace entendible cuando sabis de lo que el otro te habla
yao...
El pueblo es Lautaro, por supuesto, pero también es la infancia.
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