agosto 10, 2005

¿Por qué soy Furiosa?

Primero, soy la hija del medio. Osea, nadie me pescaba. Claro que desde chica fui la más independiente, y como diría mi madre, palomilla, lo que me ha servido mucho para desenvolverme en la vida. Pero igual tengo el "síndrome del hijo del medio". Después, en el colegio, cuando chica, una profe no me tenía buena. Y la injusticia todavía no se me olvida. Cuando crecí, siempre en el mismo colegio, de kinder a cuarto medio, los curas me querían hacer creer que la iglesia católica no es machista. (Descubrí el feminismo cuando un amigo me prestó un libro sobre el tema, parece que yo iba como en octavo). La cosa es que teniendo una mamá machista (jamás entendí porqué mi hermano no podía poner la mesa, por ejemplo), me dio más rabia todavía.
También tengo rabia por cada pelotudo que "pololeo" conmigo. De algunos tengo lindos recuerdos, pero de otros... ni siquiera los recuerdo a todos.
Lo otro es que siempre me miraban (hasta hoy día me ocurre) raro porque hablo con garabatos. ¿Es ser señorita no decir gueón, chucha, mierda? Bueno, a mi me importaba una raja ser señorita y de echo siempre hice lo contrario que los demás. Esto es pa' los de mi generación: ¿se acuerdan cuando todas las locas andaban con las chasquillas levantadas con laca? Yo no. Ni cagando pertenecía a la masa. Es como ridículo decirlo ahora, porque yo lo hacía, y sigo haciendolo, sólo para mi, para mi espiritu rebelde, según algunos que me conocen.
Si un libro se pone de moda, no lo leo. Eso me da rabia. Pero no lo leo porque todos lo hacen, sino que no soporto a los pelotudos que hablan del escritor que esté de moda por esa razón: está de moda.
Como en el colegio que estudié la única vía de la felicidad era la universidad, estudié una carrera "profesional", pero puta que andaba perdida. Eso me causó rabia, por gueona, y angustia. Estudié algo corto, y me puse a trabajar. Y me daba rabia ver que había cada saco de pelotas que tenía un puesto más alto que yo, pero en el fondo no sabía nada. Osea, el típico que saca el título y listo. No magister, no diplomado, nada. Y me empecé a angustiar y a enrabiar conmigo misma durante mucho tiempo porque para lo único que sirvo es leer, y de eso nadie vive.
Durante este período de rabia laboral, viajé y me pasó la gueá más penca de toda mi vida y me dio rabia con Dios. ¿Cuál es el aprendizaje que saco del dolor? No tengo idea, ni me interesa que nadie me lo diga.
Un pobre gil me engañó tanto, que me dio rabia conmigo misma porque no fui capaz de darme cuenta. Y además me daba rabia porque el pelotuo no me llegaba ni a los talones.
Obvio que me dio depresión. Y puta que da rabia tener depre, porque como no hay síntomas externos (como mocos, tos, fiebre), la gente piensa que por ser mujer es como un capricho, o que porqué tienes depresión, si tienes de todo, mira a tu alrededor, la gente que te quiere, y blabla irrespetuoso.
Lo último que me tiene más enfurecida es que recién a esta edad, 32 años, me di cuenta que quiero hacer con mi vida y mi futuro. ¿Por qué re cresta me demoré tanto? Y sé la razón de esta demora, pero eso queda entre mi siquiatra y yo, nomás.
Por todo esto soy furiosa.
(y acuérdate que cuando me enojo soy como un volcán en erupción.)

agosto 09, 2005

Para mi padre...

Si hubiera sospechado lo que se oye después de muerto, no me suicido.
Apenas se desvanece la musiquita que nos echó a perder los últimos momentos y cerramos los ojos para dormir la eternidad, empiezan las discusiones y las escenas de familia.
¡Qué desconocimiento de las formas! ¡Qué carencia absoluta de compostura! ¡Qué ignorancia de lo que es bien morir!
Ni un conventillo de calabreses malcasacados, en plena catástrofe conyugal, daría una noción aproximada de las bataholas que se producen a cada instante.
Mientras algún vecino patalea dentro de su cajón, los del lado se insultan como carreros, y al mismo tiempo que resuena un estruendo a mudanza, se oyen las carcajadas de los que habitan e la tumba del frente.
Cualquier cadáver se considera con el derecho de manifestar a gritos los deseos que había logrado reprimir durante toda su existencia de ciudadano, y no contento con enterarnos de sus mezquindades, de sus infamias, a los cinco minutos de hallarnos instalados en nuestro nicho, nos interioriza de lo que opinan sobre nosotros todos los habitantes del cementerio.
De nada sirve que nos tapemos las orejas. Los comentarios, las risitas irónicas, los cascotes que caen de no se sabe dónde, nos atormentan en tal forma los minutos del día y del insomnio, que nos dan ganas de suicidarnos nuevamente.


Oliverio Girondio, Espantapájaros (al alcance de todos).
Extracto.

agosto 08, 2005

Ruta de Africa.

Volví a clases. Segundo semestre. Si pues, tengo 32 años y estudio con puros cabros chicos de 18 a 22, más o menos. Obviamente, Pepita la loca, no se cuenta.
Lo bueno es que me pude eximir de un ramo, entonces me fui a hacer trámites al centro, más temprano de lo que yo pensaba. Fui al banco, y como ando con mochila y vestida informal, los guardias siempre se me acercan, así como: ¿usted es cliente? Yo pongo mi peor cara de seriedad, y se corren. Después de salir casi corriendo, porque encuentro tan triste trabajar en un subterráneo y la gente con cara gris, me fui a pagar cuentas. Como tenía tiempo extra, empecé a ver la "nueva temporada".
No voy a nombrar la multitienda, pero la "onda" que será este verano ellos la llamaron: Ruta de África. Yo tomé la revista, le eché una mirada, ahí estaban las modelos desnutridas pero que comen de todo, los fondos de las fotos eran así como tipo "africano". Y de nuevo me dio rabia. Pero de verdad, cuando digo rabia, es de verdad que me enojo. Osea, ¿no está África diezmada por el hambre? Y estos breas no encuentran nada mejor que titular la nueva colección como "Ruta de África", aunque las modelos flacas podrían representar la hambruna, pero eso es un chiste de mal gusto.
Por la cresta, ¿acaso no se dan cuenta que es una burla para miles de africanos que están muriendo de hambre? Cuando estoy muy acelerada se me olvida almorzar, por ejemplo. Pero en la noche puedo comer. Puedo comer. Que terrible debe ser morirse de hambre... lo siento, pero de tan solo imaginarlo se me parte el corazón en 15mil pedazos, y no es que yo sea buena persona ni nada parecido, pero no tener que comer...uf!
Soy una convencida que para algunas personas caminar conmigo no debe ser muy entretenido, porque siempre miro mi alrededor en forma crítica: no me van a hacer gueona. Y veo la tele así, y leo los diaros y reclamo en voz alta, y tengo este blog para reclamar y decir que por la puta que me carga este país donde la gente prefiere esconder la cabeza, para no ver.
Y ahora me voy a natación. El agua me calma.

agosto 07, 2005

El vino y sus efectos...

¿Se han dado cuenta que cuando uno toma unas copas de más dice o hace cosas de las que después se arrepiente? A mi me pasa seguido. Y cómo decirle al otro que no, que no era eso lo que quería decir, que de verdad me da lo mismo, que no, no estoy enojada, que sí, que estaba un poco ebria... Tengo un amigo que dice que tengo cara de cuica pero en el interior soy chucheta. Yo le sumaría reclamona, furiosa, y lo peor, lejos lo peor, impulsiva.
Puta, la impulsividad me ha cagado siempre la vida: digo cosas sin pensarlas, hago gueas motivada sólo por el momento, me enojo antes de terminar de escuchar, mando a la cresta cuando se dan como mil vueltas para decirme algo simple... Eso sí he aprendido a pedir las disculpas correspondientes, claro que después de cagarla.
Es tarde, vengo llegando de un carrete y me pongo a escribir gueás... capaz que mañana me arrepienta de lo que escribí.
Salú!