diciembre 19, 2005

Mi mensa quebrá parte II.

Caché que se quedaron con gusto a poco...que gueno, porque tengo tantas cosas que contar y nadie tiene la suficiente paciencia pa’ escucharme. Asi que el que quiere lee, y si no, no me lean.

Chucha, por dónde empiezo. Las cosas que más me llamaron la atención al llegar: Italia era el país de Europa que más celulares tenía por habitante, así como ahora en Chile. Lotro: vivíamos en un depto en un segundo piso y el piso (del suelo me refiero) era de mármol, el lavaplatos y no me acuerdo que más. En Génova el mármol “chorrea”, por eso. Incluso en esa ciudad hay una iglesia que está hecha en mármol blanco y mármol negro. Helmosa.

Lo de los niños no es un “mito urbano”. A una cuadra del depto. habían unos juegos, así como acá, con columpios y gueas. Nadie jugaba. Yo iba con Lucas y Bruno, los hermanastros de René, a la hora del atardecer –de hecho ellos me enseñaron mucho italiano- y no llegaban más niños. Gente de la tercera edad estaba lleno, y cuando íbamos al supermercado y la Rita veía dos embarazadas, me decía: ¡que hemos visto hartas embarazadas hoy!, y yo la miraba y le explicaba que para mí era lo contrario, nunca las veía.

Recuerdo que teníamos un vecino mijito rico, Alessandro, que trabajaba en una ciudad cercana, como a media hora de Serravalle. Este italiano era alto, delgado, de ojos claros y rubio; se cortaba el pelo bien corto. Este loco era el mino más mino y además tenía una perra que amaba. Yo le corregía cartas que escribía en español porque estaba postulando a una pega en Palmas de Mallorca. Pero mi socio tenía un gravísimo problema: andaba HEDIONDO A SOBACO. Todo el día, la hora que fuera. Es comprensible que a uno lo abandone el desodorante en la tarde, con 33 grados y nose cuanto de humedad, pero este súper mino llegaba a las 7 de la mañana a buscar al padre de René y estaba ¡podrío! Osea, por muy mino que fuera, aparte que yo estaba con pareja, cero posibilidad con un gil que no se baña.

Solamente míster duncan entendió a lo que me refería con “chilena tipo”. No sé porque chucha nosotros pasábamos piola, nunca nos detuvieron a pedirnos el pasaporte ni nada; de hecho cuando fuimos a San Remo me hablaban en italiano como si yo fuera una de ellos.

En ese hermoso balneario (me salio a lo turistel) me pasó una de las gueas más desesperantes que a uno le pueden pasar en el extranjero: me quería comprar un parche curita. ¿Cómo rechucha lo pedía? Nos demoramos como 10 minutos en que nos entendieran.

¡Que mar más fome es el mediterráneo! Caliente, sin olas...zzzzzzzzzz. Claro que los días que estuvimos allá yo aproveché para andar en topless (no, no tengo fotos) porque todas las mujeres andaban así: viejas con las pechugas colgando leían el diario como si nada. A René no le gustaba mucho, porque yo caminaba por toda la playa con la parte de abajo del bikini nomás, pero como yo soy avispá, primero miré que cómo era la cosa, cómo andaban el resto de las mujeres en topless. Caché que la parte de arriba no la usaban, asi que yo iba caminando a la orilla, me bañaba, después me sacaba la sal en las duchas que están al aire libre, todo sin sostén. Pa’ mí fue lo mejor, porque me encanta andar en pelota.

Tantas cosas me maravillaron y me llamaron la atención... a ver, por ejemplo aprendimos las palabras básicas al principio: ¿cuesta di cuanto?, freddo es frío (pa’ comprar agua bien helada, molto freddo), prego tiene varios usos, aunque se usa mayormente para dar las gracias. Ahora que recuerdo los italianos saludan con el famoso ciao o salve, que pa’ mí era como el “quibo” chileno. Con René salíamos en la mañana y nos decían ¡ciao! (se dice chiao o algo así) y nosotros les respondíamos lo mismo y comentábamos los giles que eran los italianos que nos decían chao si recién los estábamos viendo.

Pa’ no hacerla más larga, después de estar un tiempo en Italia nos fuimos a mochilear, haciendo el siguiente circuito (si la memoria no me falla): de Serravalle a Milán,;Francia (Lyon y París); Bélgica (Bruselas); Luxemburgo (puta que aluciné con esa ciudad); Holanda (Amsterdam, osvio, y da pa’ otro post); Dinamarca (Copenhague); Suecia (la pequeña y hermosa ciudad de Malmo); Alemania (Berlín) y bueno, los planes llegaron hasta allí. De Malmo uno toma el tren que te lleva a Berlín y se mete dentro de un transbordador, sí, ¡el tren! Una vez dentro uno podía subir y disfrutar de los restaurantes, duty free y el cine.

Lejos los más antipáticos los parisinos. No hablan español, ni inglés. Yo les decía ¿only french? Oui, me decían los saco de gueas. En las partes turísticas no, pero el parisino común y corriente es pesado a cagarse. Se creen el hoyo del queque.

En Malmo supe que mi padre había muerto y viajamos en tren recorriendo sin parar Alemania y Austria, hasta que llegamos a Serravalle un viernes en la noche, el sábado en la mañana compramos los pasajes de Génova a Roma, después de Roma a Madrid y ahí a Santiago. Esta es la parte triste de la historia. Yo llegué un domingo, y mi padre había muerto el martes anterior y su funeral había sido el jueves.

Por eso cuando algunos giles me hablan de las vueltas de la vida y la cacha de la espada, yo lo he vivido en carne propia twice: la muerte de mi padre, donde mis sueños de vivir en Europa desaparecieron; y mi separación. Asi que como le digo a mi siquiatra, ya nada me puede matar, porque he vivido (toda mi familia) situaciones tan estresantes: la muerte inesperada, la desilución de mis planes matrimoniales... soy una sobreviviente.

Lo mejor es que ya entendí porqué me pasó todo esto, y ahora soy una mujer fuerte y terriblemente pulenta.

Y todavía les puedo sacar pica con Europa. Tengo más historias. Así por ser, ¿que gueá les gustaría saber?

Yao nos vemos.

5 comentarios:

danieLa® dijo...

Hola!!, leí la parte 1 también pero no comenté. Es que me tuve que cerrar la boca, porque estaba súper concentrada leyendo. Me imaginé todo el viaje, y qué bacán debe ser poder conocer todo eso.
Habrá que ver qué me depara el destino no más. Y sobre el dato del italiano puaj, nadie puede!, te encuentro toda la razón en haberle hecho la cruz, lejos lo más mata pasiones.
Suerte!, y la historia que elijas me va a entretener igual que esta.

Yegua Viciosa dijo...

Así como tu dices, ya nada te puede matar...
Las experiencias vividas, sean buenas o malas, siempre nos fortalecen, hay que saber tomar la enseñanza de cada evento vivido.

me encanto tu frase "ahora soy una mujer fuerte y terriblemente pulenta"

Claro que lo eres querida furiosa.

Un gran abrazo y hasta un próximo aquelarre. !!!

ya veremos donde estacionar las escobas.

Ella dijo...

OIE!!!
Por ahí escuché algo medio siuticón pero que me parece que dados los antecedentes manifestados en cierta reunión "nos viene" ... LO QUE NO TE MATA TE HACE FUERTE (como que vamos pa´allá ¿o no?).
Anyway, sobrevivir es la mejor manera de aprender a vivir ... es "como tener que vivir y no morir en el intento". Te lo digo yo, una sobreviviente que aprendió que se vive por el hecho natural de estar pero que se necesita mucho más para SOBREvivir.

Abrazos trasnochados después del día del examen más "freak" de toda mi vida (menos mal que necesito un 1.0, si no capaz que me lo hecho)... te cuidas

Clayton, una vez fui pingüino dijo...

vamos a la parte sórdida altiro.
o sea, Amsterdam.

Rodrigo dijo...

Lejos, lejos... prefiero tu prosa a los poemas.
Los poemas no los entiendo. Quiero decir: entiendo que el poeta manifieste sus sentimientos, pero no entiendo la forma que usa. No me gustan. Los encuentro rebuscados. O no sé... prefiero la narración en prosa. Puede ser sólo una etapa, aunque la verdad es que nunca me gustaron y poco los he leído.´
Por eso, nunca comento cuando escribes un poema... de hecho ni los leo o si los leo no paso del quinto verso.
No sé nada de poesia y ni me avergüenzo.
Cuando más pendejo alucinaba con ir a Europa, ahora alucino con América...
Bueno, pasó algo con tu post.