noviembre 30, 2005

Neruda para todos III

Les dije que quiero que amen a Neruda como yo lo hago. Y vuelvo al principio. A este maravilloso poema lleno de tristeza y de desamor. ¿Sabían ustedes que de todo el mundo llaman a Chilito para pedir autorización para musicalizarlo? Si pues, porque es maravilloso. Comienza así:


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

¿No les ha pasado que van caminando y pasan por aquel lugar donde estuvieron con su amor, y les duele? Eso dice este verso:

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Como no haber amado sus grandes ojos fijos.

Chuta, esa sensación asquerosa de pérdida del amado: SENTIR que la he perdido. PENSAR que no lo tengo (en mi caso personal). ¿Cómo no va a dar angustia?

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Estos dos versos que siguen me hacen tomar un valpax de inmediato:

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

La duda del dolor, la confusión de la pérdida: no, no lo quiero. Y al rato: lo extraño tanto...

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


Ojalá lean con calma este hermoso poema.

Mi alma tampoco se contenta con haberte perdido.

Yao nos vemos.

2 comentarios:

Pablillous dijo...

estaras satisfecha?
me dejaste mas triste que las rechucha...
no si ya estaba triste de antes...

besitos

Clayton, una vez fui pingüino dijo...

me gusta tu sinceridad y desnudez para hablar de tus sentimientos, es mejor así y no ser hipócritas, fingiendo que no te afecta.

Un abrazo Canifrú.

ah, me gusta mucho que ayudes a entender al poeta, creo que lo disfruto el doble.